Elabore un mapa conceptual sobre la reforma, causas y consecuencias
Diferencias:
- Los Católicos somos la iglesia que fundó Jesucristo, los protestantes pertenecen a iglesias fundadas por hombres.
- Los católicos somos guiados por el Vicario de Cristo y los protestantes por líderes reconocidos por su comunidad.
- La base de la Iglesia Católica es Jesucristo, su Evangelio y la Tradición Apostólico, la base de las iglesias protestantes son interpretaciones libres y casi siempre malinterpretaciones de la Biblia.
- La Biblia es un legado cultural de la Iglesia Católica al mundo, en cambio para los protestantes la Biblia es un objeto de idolatría y fanatismo.
Similitudes:
- La Iglesia Católica y las Iglesias Protestantes son reconocidas y clasificadas dentro del cristianismo.
- Las iglesias protestantes critican a la Iglesia Católica, pero tienden siempre a imitarla.
- La Iglesia Católica y las Iglesias Protestantes realizan muchas actividades sociales y en beneficio de la gente necesitada en secreto y públicamente.
- La Iglesia Católica y las Iglesias Protestantes atienden las necesidades emocionales y espirituales de la mayor parte de sus respectivos seguidores.
Ubique en el
mapa las regiones o países que hacen parte de la igual protestante y de la
católica
Católico
Consulte las
propuestas de Martin Lutero, Juan Calvino ,Ulrico Zwinglio con respecto a la
región
Martin Lutero En 1517, Martín
Lutero puso un documento en la puerta de la iglesia del castillo de Witterberg
el día antes de "Todos los Santos", para que fueran leídas por todos
los que llegaban a la iglesia, esto fue el comienzo de un proceso cuyas
consecuencias serían de extrema importancia en la historia de la Iglesia
cristiana. El documento contaba con 95 tesis en las cuales Lutero explicaba sus
ideas y las reformas que proponía. Como consecuencia, en 1518, Lutero fue
llamado a dar cuentas a Roma, pero gracias a la protección de Federico de
Sajonia, que encontraba en él una forma de sublevarse contra Carlos V, arregló
los asuntos para que en vez de ir a Roma el encuentro con Lutero se realizara
en Augsburgo. Pero el paso más importante se dio la Iglesia católica en contra
de Lutero fue en 1519, cuando lo condenaron por hereje, por contradecir la
autoridad del Papa y la fiabilidad de los Concilios. Martín Lutero también se
enfrentó al imperio dominado por Carlos I, que deseaba hacerlo prisionero. Pero
cuando volvía a Wittenberg, fue secuestrado por Federico el sabio para salvar
su vida. En el aislamiento del castillo de Wartburg, Lutero realizó su obra
maestra, la traducción de la Biblia al alemán.
Volviendo a las 95 tesis de Lutero, ellas fueron impresas, y pronto circularon por todo el país. En estas tesis sostuvo que el Papa no puede absolver sino de los castigos que el mismo hubiera impuesto, y que estos no se extienden más allá de la muerte; que la absolución se debe a todos los penitentes y que ésta no es indispensable. Más valen las obras de piedad y de misericordia. Pregunta porqué el Papa no libra a todas las almas de una vez del purgatorio, si es que de veras tiene este poder, movido de compasión por sus sufrimientos, en lugar de sacarlas poco a poco por dinero. Estas tesis luego precipitaban una gran discusión que aumentó en intensidad durante unos tres años. En este tiempo Lutero se alejaba paulatinamente del dogma católico-romano mientras su comprensión de las grandes verdades evangélicas se aclaraba cada vez más. Vino a reconocer como verdaderos cristianos a algunos como Wycliffe y Huss que la Iglesia había condenado por herejes y aún llegó al extremo de criticar severamente unas resoluciones de papas y concilios alegando que estos como humanos podían errar. Llegó a basarse en las Sagradas Escrituras y en la razón convincente como las únicas autoridades reconocidas por él.
El Papa después de tres años de discusión, vio que no era posible convencer a Lutero y pensó hacerle callar por la fuerza una vez que no había logrado hacerlo por sus argumentos. En 1520 lanzó al mundo la bula de excomunión condenando 41 de las tesis de Lutero y ordenando a todos los magistrados que si no se retractaba dentro de sesenta días, que le prendieran y le entregaran a Roma.
Durante los tres años de discusión grandes masas del pueblo y muchos de los príncipes alemanes habían reconocido en Lutero a aquel que podía salvarles del yugo y de la corrupción de Roma. As¡ no tenía él porque temer. Publicó un folleto contestando lo que él llamaba «la bula del anticristo» y el 10 de Diciembre de 1520, en la plaza principal de Wittenberg, ante una asamblea compuesta de profesores de la universidad, estudiantes y otras muchas personas, quemó la bula con el libro de la ley canóniga y otros libros romanistas. Por este tiempo después de muchas negociaciones diplomáticas, fue aceptado como emperador de Alemania, el rey español, con el título de Carlos V. Era éste un joven monarca enérgico y desapasionado y algunas veces en esta época bastante transigente en cosas religiosas. Al subir al trono imperial vio con alarma que una gran parte de sus súbditos habían aceptado la doctrina de Lutero y que el Imperio estaba en graves dificultades con el Papa como consecuencia. En la esperanza de arreglar algo, intimó a Lutero a que compareciese ante la dieta de Worms, bajo su protección. Este obedeció y durante su viaje que hizo en un carro abierto de campesinos, fue predicando en todos los pueblos que halló a su paso, siendo recibido por grandes muchedumbres que se llenaron de entusiasmo por su causa. La víspera de su llegada a Worms un canciller del príncipe Federico, su amigo, le recordó el fin trágico de Juan Huss quien también había confiado en la palabra de honor de un emperador y sin embargo había sido quemado vivo. A esto contestó Lutero "Huss ha sido quemado pero no la verdad con él. Iré aunque se dirigiesen contra mí tantos demonios como tejas hay en los tejados".
Al llegar a Worms se presentó ante la dieta, compuesta por el mismo emperador y sus ministros, altos prelados, sacerdotes, nobles y príncipes del imperio y doctores de las universidades. Le mostraron sus libros y le preguntaron si los reconocía como de su propiedad. A esta pregunta les contestó que sí. En seguida le leyeron algunos pasajes de estos mismos libros y le preguntaron si se retractaba de lo escrito. Salió en seguida de la asamblea sin que fuese molestado y luego emprendió camino para Wittenberg bajo el mismo salvoconducto del emperador, mientras que este en consejo de ministros acordó ponerle bajo el bando del imperio. Mientras Lutero seguía su camino para Wittenberg se encontró con un escuadrón de caballeros que le apresaron y le llevaron a Wartburgo, castillo inexpugnable de la Turingia. Estos fueron de sus mismos partidarios que se valieron de este acto para ponerlo en seguridad. Allí pasó un año, tiempo que empleó en hacer una traducción del Nuevo Testamento al alemán.
Aún estando en Wartburgo, Lutero tuvo noticias de unos desórdenes promovidos por sus mismos partidarios, quienes en su celo por la Reforma habían empezado a romper imágenes y destruir altares. Al saber esto decidió salir del Wartburgo para ir a corregir estos desmanes y predicar una reforma más transigente. Manifestó su decisión a su ilustre huésped y este le hizo ver lo arriesgado de su empresa, pues estando bajo el bando del imperio era un deber de cada fiel súbdito del emperador matarlo. Lutero contestó que si cayera sería con Cristo y que él preferiría caer con Cristo que estar en pié con César. La salida no le fue impedida y con pocas predicaciones logró calmar los ánimos de los iconoclastas. El tiempo que siguió, lo empleó en escribir tratados en defensa de la fe evangélica. En menos de un año había escrito 183 folletos y obras religiosas.
Volviendo a las 95 tesis de Lutero, ellas fueron impresas, y pronto circularon por todo el país. En estas tesis sostuvo que el Papa no puede absolver sino de los castigos que el mismo hubiera impuesto, y que estos no se extienden más allá de la muerte; que la absolución se debe a todos los penitentes y que ésta no es indispensable. Más valen las obras de piedad y de misericordia. Pregunta porqué el Papa no libra a todas las almas de una vez del purgatorio, si es que de veras tiene este poder, movido de compasión por sus sufrimientos, en lugar de sacarlas poco a poco por dinero. Estas tesis luego precipitaban una gran discusión que aumentó en intensidad durante unos tres años. En este tiempo Lutero se alejaba paulatinamente del dogma católico-romano mientras su comprensión de las grandes verdades evangélicas se aclaraba cada vez más. Vino a reconocer como verdaderos cristianos a algunos como Wycliffe y Huss que la Iglesia había condenado por herejes y aún llegó al extremo de criticar severamente unas resoluciones de papas y concilios alegando que estos como humanos podían errar. Llegó a basarse en las Sagradas Escrituras y en la razón convincente como las únicas autoridades reconocidas por él.
El Papa después de tres años de discusión, vio que no era posible convencer a Lutero y pensó hacerle callar por la fuerza una vez que no había logrado hacerlo por sus argumentos. En 1520 lanzó al mundo la bula de excomunión condenando 41 de las tesis de Lutero y ordenando a todos los magistrados que si no se retractaba dentro de sesenta días, que le prendieran y le entregaran a Roma.
Durante los tres años de discusión grandes masas del pueblo y muchos de los príncipes alemanes habían reconocido en Lutero a aquel que podía salvarles del yugo y de la corrupción de Roma. As¡ no tenía él porque temer. Publicó un folleto contestando lo que él llamaba «la bula del anticristo» y el 10 de Diciembre de 1520, en la plaza principal de Wittenberg, ante una asamblea compuesta de profesores de la universidad, estudiantes y otras muchas personas, quemó la bula con el libro de la ley canóniga y otros libros romanistas. Por este tiempo después de muchas negociaciones diplomáticas, fue aceptado como emperador de Alemania, el rey español, con el título de Carlos V. Era éste un joven monarca enérgico y desapasionado y algunas veces en esta época bastante transigente en cosas religiosas. Al subir al trono imperial vio con alarma que una gran parte de sus súbditos habían aceptado la doctrina de Lutero y que el Imperio estaba en graves dificultades con el Papa como consecuencia. En la esperanza de arreglar algo, intimó a Lutero a que compareciese ante la dieta de Worms, bajo su protección. Este obedeció y durante su viaje que hizo en un carro abierto de campesinos, fue predicando en todos los pueblos que halló a su paso, siendo recibido por grandes muchedumbres que se llenaron de entusiasmo por su causa. La víspera de su llegada a Worms un canciller del príncipe Federico, su amigo, le recordó el fin trágico de Juan Huss quien también había confiado en la palabra de honor de un emperador y sin embargo había sido quemado vivo. A esto contestó Lutero "Huss ha sido quemado pero no la verdad con él. Iré aunque se dirigiesen contra mí tantos demonios como tejas hay en los tejados".
Al llegar a Worms se presentó ante la dieta, compuesta por el mismo emperador y sus ministros, altos prelados, sacerdotes, nobles y príncipes del imperio y doctores de las universidades. Le mostraron sus libros y le preguntaron si los reconocía como de su propiedad. A esta pregunta les contestó que sí. En seguida le leyeron algunos pasajes de estos mismos libros y le preguntaron si se retractaba de lo escrito. Salió en seguida de la asamblea sin que fuese molestado y luego emprendió camino para Wittenberg bajo el mismo salvoconducto del emperador, mientras que este en consejo de ministros acordó ponerle bajo el bando del imperio. Mientras Lutero seguía su camino para Wittenberg se encontró con un escuadrón de caballeros que le apresaron y le llevaron a Wartburgo, castillo inexpugnable de la Turingia. Estos fueron de sus mismos partidarios que se valieron de este acto para ponerlo en seguridad. Allí pasó un año, tiempo que empleó en hacer una traducción del Nuevo Testamento al alemán.
Aún estando en Wartburgo, Lutero tuvo noticias de unos desórdenes promovidos por sus mismos partidarios, quienes en su celo por la Reforma habían empezado a romper imágenes y destruir altares. Al saber esto decidió salir del Wartburgo para ir a corregir estos desmanes y predicar una reforma más transigente. Manifestó su decisión a su ilustre huésped y este le hizo ver lo arriesgado de su empresa, pues estando bajo el bando del imperio era un deber de cada fiel súbdito del emperador matarlo. Lutero contestó que si cayera sería con Cristo y que él preferiría caer con Cristo que estar en pié con César. La salida no le fue impedida y con pocas predicaciones logró calmar los ánimos de los iconoclastas. El tiempo que siguió, lo empleó en escribir tratados en defensa de la fe evangélica. En menos de un año había escrito 183 folletos y obras religiosas.
Juan Calvino
El calvinismo se puede describir como un complejo de
reflexiones teológicas sistemáticas sobre la palabra de Dios (Sagrada
Escritura) según fueron interpretadas y propuestas por Juan Calvino. Habría que
estudiar todas las obras teológicas de Calvino para captar las precisiones y
los matices de su pensamiento; sin embargo, la fuente clásica en la que se
encuentra expuesta su teología es el texto Institución
de la religión cristiana, obra
constantemente revisada por Calvino entre la primera edición, de 1536, y la
edición final, de 1551.
Juan Calvino nació en Noyon, Francia, el 10 de julio
de 1509. Su padre, Gerar Cauvin, era notario, y fue procurador del cabildo de
la catedral de Noyon. De su madre, Jeanne Le Franc, se sabe muy poco; murió
cuando Juan contaba unos tres años. El padre de Calvino deseaba que su hijo
recibiese una educación universitaria; por eso Juan, a la edad de catorce años,
fue inscrito en la universidad de París, en el Collége de la Marche. Aquí fue
dirigido por Mathurin Cordier, un sacerdote conocido por su interés por el
latín y por las investigaciones humanistas. Muy pronto el joven Calvino se
trasladó al Collége de Montaigu para iniciar los estudios teológicos, que
siguió bajo la dirección de un cierto John Major, conocido como abogado de formación
nominalista. En este período recibió el influjo del pensamiento reformista de
su primo Pierre-Robert Olivetan. En este mismo colegio comenzó a estudiar las
obras de san Agustín y de otros antiguos padres de la Iglesia.
En 1528 recibió el grado de magister artium, orientándole su padre hacia el
estudio del derecho en la universidad de Orléans. En esta ciudad entró en
contacto con el profesor luterano Melchor Wolmar, con el cual mantuvo una
amistad duradera. Después de la muerte de su padre en 1531, Calvino volvió a
París; aquí continuó los estudios de griego, latín y hebreo. Hacia finales de
1533 o comienzos de 1534 experimentó lo que él mismo llamó una repentina
conversión, que le llevó a alejarse de la Iglesia católica. Lamentablemente
para la posteridad, Calvino no ha dejado ninguna descripción detallada de los
factores internos y externos que le llevaron a abrazar los principios
fundamentales de la teología evangélica. Con mucha probabilidad, su
familiaridad con la doctrina de Lutero, los crueles tratos impuestos (cárcel o
muerte) a contemporáneos que aspiraban a la reforma de la Iglesia católica, las
prácticas supersticiosas que abundaban en la Iglesia y la vida mundana del papa
y los obispos le impulsó todo ello a buscar en otra parte una expresión más
pura del evangelio.
ENSEÑANZA CALVINISTA. Doctrina sobre Dios. En el libro I, capítulo 13, de su Institución, expone Calvinola doctrina
tradicional sobre Dios uno y trino, explicando de modo ortodoxo la distinción
de las personas divinas en la Trinidad. El Dios bíblico es eterno,
misericordioso y justo, omnipotente, etc.; pero el atributo divino en el que
insiste de modo particular es la voluntad de Dios. Ésta es absolutamente
soberana y funda todo lo que existe: "Porque su voluntad es y debería ser
justamente la causa de todo cuanto existe... Por ello, cuando nos preguntan por
qué Dios ha obrado así, debíamos responder: porque así lo ha querido"(Inst. 3.23.2).
Aunque la creación y la Sagrada Escritura afirman que
Dios es el creador, sin embargo sólo la Sagrada Escritura atestigua con certeza
que es redentor (cf Inst.
1.10.1; 2.9.1). Aunque Dioses
indudablemente trascendente y excelso (un Dios oculto), es también el que se
revela al elegido como misericordioso y lo reviste con la justicia y los dones salvíficos
de Cristo (cf Inst.1.17.2;
3.24.5).
Cristología. Calvino
enseña que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, encarnado con el
único fin de llevar a cabo nuestra redención. De modo particular acentúa la
función de Cristo como mediador. Con ello enseña que Cristo, en cuanto
mediador, debe ser perfecto Dios y perfecto hombre: "En resumen, puesto
que si hubiese sido sólo divino no hubiera podido padecer la muerte, y si
hubiese sido sólo hombre no hubiera podido vencerla, unió la naturaleza humana
con la divina, de modo que para expiar el pecado pudiese someter la debilidad
de la una a la muerte, y luchando contra la muerte con el poder de la otra
consiguiese la victoria para nosotros" (lnst. 2.12.3). La reconciliación del
hombre con Dios se verifica a través de
la muerte y la resurrección de Cristo: "En su muerte tenemos el
cumplimiento perfecto de la salvación, porque a través de ella somos
reconciliados con Dios, se satisface a su justo juicio, se suprime la maldición
y la pena queda completamente expiada. Sin embargo, se dice de nosotros que
"hemos sido regenerados... para una viva esperanza" no mediante su
muerte, sino "mediante su resurrección" (I Pe 1,3). En efecto, así
como él al resucitar salió victorioso de la muerte, así la victoria de nuestra
fe sobre la muerte está sólo en su resurrección" (Inst. 2.16.13).
Pneumatología. Calvino
cita muchos pasajes del NT que afirman la divinidad del Espíritu Santo.
Defiende también la divinidad del Espíritu basándose en su función en la
creación: "El Espíritu, en efecto, que está difundido por todas partes,
sostiene todas las cosas, las hace crecer y las vivifica en el cielo y en la
tierra. A1 no estar circunscrito por límite alguno, no entra en la categoría de
las criaturas; en cambio, transfundiendo su energía a todas las cosas y
haciéndolas partícipes del ser, la vida y el movimiento, demuestra claramente
su naturaleza divina" (Inst.
1.13.14).
El Espíritu Santo, además de la acción que ejerce en
la creación y en la providencia, garantiza también la inspiración de la palabra
de Dios, la hace fructificar en el corazón del creyente y produce para él los
beneficios de la acción salvífica de Cristo.
Sagrada Escritura. Según
Calvino, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están inspirados por el
Espíritu Santo y tienen a la persona de Cristo como centro focal: "Las
Escrituras deberían leerse con la idea de descubrir a Cristo en ellas" (Comentario a san Juan 5.38.39). En cuanto palabra de Dios, pues,
las Escrituras le comunican al creyente el mismo Jesús y su don de salvación. De éste
nos adueñamos a través del don de la fe conferido por el Espíritu Santo, don
que abre el corazón del creyente a la verdad salvífica de la Escritura:
"Porque, del mismo modo que Dios da idóneo testimonio de sí mismo con su
Palabra, así tampoco la Palabra puede ser acogida en el corazón del hombre sin
el sello del testimonio interior del Espíritu" (Inst. 1.7,4.).Para Calvino, la
palabra de Dios, la fe del creyente y la acción del Espíritu Santo hay que
mantenerlas indisolublemente unidas.
Iglesia y sacramentos. Para Calvino, la
verdadera Iglesia universal está constituida por todos los creyentes de todo
tiempo y lugar, y esta Iglesia es invisible. Sus miembros son los elegidos, que
solamente Dios conoce. Esta Iglesia única tiene también un aspecto visible y
"designa a la multitud de los hombres esparcidos por toda la tierra que
profesan la adoración del Dios único y el único Cristo" (Inst. 4.1.7.). En esta comunidad hay santos y
pecadores. En armonía con Lutero, Calvino afirma que esta Iglesia de Dios puede
ser reconocida o se hace presente: 1) allí donde la palabra de Dios es
predicada y escuchada con pureza, y 2) allí
donde se administran los sacramentos según la institución de Cristo (cf Inst. 4.1.9).
Los sacramentos a los que se refiere Calvino son el
bautismo y la eucaristía, instituidos por Cristo según lo afirma el NT. Ellos
son instrumentos del Espíritu Santo y sirven para hacer más actual y visible la
auténtica palabra de Dios: "Por lo cual hay que retener como principio
seguro que los sacramentos tienen la misma función que la palabra de Dios:
ofrecernos y expresarnos a Cristo, y en él los tesoros de la gracia celeste.
Pero no aportan ninguna ayuda y provecho si no se los recibe con fe" (Inst. 4.14.17). Por tanto, a través del bautismo
la persona de fe tiene la certeza
de que sus pecados son perdonados, en el sentido de que su condición de pecado
no le será imputada; además recibe la confirmación de que vive como renacido en
Cristo (cf Inst. 4.15.6). En la cena del Señor, Cristo se
comunica al creyente en los signos del pan y del vino, que, aunque permanecen
lo que son, producen eficazmente en el que los recibe dignamente "...
redención, justicia, santificación y. vida eterna, junto con todos los demás
beneficios que nos da Cristo" (Inst.
4.17.11).
Doctrina sobre el hombre. Antes de recibir el
don de la fe, la persona humana pertenece a la massa damnata y, bajo el peso del pecado original,
se encuentra delante de Dios condenada y juzgada (cf Inst. 2.1.8). El pecado original corrompe todas
las partes del hombre y produce ulteriores frutos de pecado que Calvino,
siguiendo a san Pablo, llama "obras de la carne" (Gál 5,19). En esta condición el hombre es
incapaz de emprender ninguna iniciativa apta para restablecerlo en la amistad
con Dios. Aunque la persona todavía no regenerada se encuentra infinitamente
distante de Dios, Calvino admite que, por medio del uso de razón, puede ejercer
un cierto poder sobre las "cosas terrenas", y por tanto contribuir a
su buen gobierno, al progreso de las ciencias y de las artes liberales (cf Inst. 2.2.13).
La fe en Cristo. El
hombre es liberado de su condición de pecado mediante el don de la fe. Sólo la
fe justifica y tiene como objeto propio el abrazo de Cristo "encerrado en
sus promesas" (Inst.
2.9.3). Así lo explica
Calvino: "Decimos que la fe justifica, no porque nos obtenga por su mérito
la justicia, sino porque es un instrumento con el que conseguimos gratuitamente
la justicia de Cristo" (Inst. 3.18.8). Esta fe justificante no hace que
el hombre esté sin pecado, pero establece una nueva relación entre Dios y el
creyente. En esta nueva relación con Dios, en cuanto juez, no le imputa al
hombre su pecado, sino que más bien le atribuye o pone en su cuenta la justicia
de Cristo.
A la justificación acompaña la santificación, de la
que Calvino habla muy claramente en los términos siguientes: "¿Porqué,
pues, somos, justificados por la fe? Porque a través de la fe nos apropiamos la
justicia de Cristo, por la cual solamente somos reconciliados con Dios. Mas no
podríamos hacer nuestra la justicia sin apropiarnos también la santificación.
Pues él nos es dado como `sabiduría, justicia, santificación y redención' (1Cor 1,30). Por lo cual Cristo no justifica a
nadie sin santificarlo al mismo tiempo" (Inst.
3.16.1). Esta santificación
hay que expresarla tanto en la vida personal del creyente como en la sociedad
más amplia, de modo que la vida toda del hombre se convierta en un incesante
himno a la gloria de Dios.
Predestinación. Puesto
que la voluntad de Dios es causa de todas las cosas, es también causa de
salvación y de reprobación. "Llamamos predestinación al eterno decreto de
Dios por el cual ha convenido consigo mismo lo que cada hombre debía llegar a
ser. Pues no todos son creados en iguales condiciones; mientras que para
algunos ha sido preordenada la vida eterna, para otros ha sido preordenada la
condenación eterna" (Inst. 3.21.5). Con su doctrina de la
doble predestinación intenta Calvino salvar la soberanía de Dios y la total
incapacidad del hombre para procurarse su propia salvación. Ésta se apoya
solamente en la decisión (voluntad) de Dios, y no se sigue ni de las buenas
obras ni del llamado. Mérito adquirido mediante las buenas obras. En elfondo,
la predestinación es un misterio. Con la fe, dice Calvino, debemos considerar
el decreto de reprobación como justo y como manifestación de su gloria (cf Inst. 3.21.7).
Las posiciones doctrinales de Calvino, indicadas antes
a grandes rasgos, estaban destinadas a experimentar modificaciones y variaciones
al encontrarse ante sucesivos factores de orden intelectual, cultural e
histórico. Esta o aquella enseñanza del maestro ginebrino -bien la inspiración
de la Biblia o la predestinación, etc.- sería modificada ante el impacto de
movimientos tales como la ortodoxia protestante, el pietismo, el racionalismo
ilustrado, la aparición de la teología del protestantismo liberal, etcétera. En
los últimos decenios, el influjo de K. Barth y el diálogo ecuménico han
conseguido reavivar el interés por las posiciones teológicas de Calvino en
orden a la soberanía y a la gloria de Dios, así como a la índole central de la
teología y de la vida cristiana.
En que
consistían las 95 tesis de Marín Lutero
Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se
discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del
R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor
Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que
los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan,
aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
1.
Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: «Haced penitencia...», ha
querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.
2.
Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es
decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra
por el ministerio de los sacerdotes.
3.
Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes
bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas
mortificaciones de la carne.
4.
En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es
decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa
hasta la entrada en el reino de los cielos.
5.
El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha
impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.
6.
El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha
sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha
reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.
7.
De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille
y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.
8.
Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada
debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.
9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la
persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de
muerte y de necesidad.
10.
Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas
canónicas en el purgatorio.
11.
Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el
purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.
12.
Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la
absolución, como prueba de la verdadera contrición.
13.
Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son
muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.
14.
Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo,
necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.
15.
Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas)
para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror
de la desesperación.
16.
Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la
desesperación, la cuasi desesperación y la seguridad de la salvación.
17.
Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el
horror, aumente la caridad.
18.
Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas
estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.
19.
Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su
totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que
nosotros podamos estar completamente seguros de ello.
20.
Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa
simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él
mismo impuso.
21.
En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que
el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias
del Papa.
22.
De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según
los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
23.
Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las
penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es
decir, muy pocos.
24.
Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa
indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
25.
El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo
o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.
26.
Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en
virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.
27.
Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la
moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
28.
Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la
avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de
la voluntad de Dios.
29.
¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay
que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San
Pascual.
30.
Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que
haya obtenido la remisión plenaria.
31.
Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad
adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.
32.
Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar
seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.
33.
Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa
son el inestimable reconciliado con Dios.
34.
Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción
sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.
35.
Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la
contrición para los que rescatan almas o confessionalia.
36.
Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión
plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.
37.
Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación
en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido
concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.
38.
No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de
menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un
anuncio de la remisión divina.
39.
Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo
tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la
contrición.
40.
La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las
indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión
para ello.
41.
Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no
crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de
caridad.
42.
Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera
alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.
43.
Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al
indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.
44.
Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor;
en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.
45.
Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle
atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no
son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.
46.
Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos,
están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo
derrocharlo en indulgencias.
47.
Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a
la propia voluntad y no constituye obligación.
48.
Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto
más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que
dinero en efectivo.
49.
Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en
ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el
temor de Dios.
50.
Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los
predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se
redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de
sus ovejas.
51.
Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su
deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros
de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la
basílica de San Pedro, si fuera menester.
52.
Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias,
aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.
53.
Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan
suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.
54.
Oféndase a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más
tiempo a las indulgencias que a ella.
55.
Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco
significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el
evangelio (que es lo más importante) deba predicarse con cien campanas, cien
procesiones y cien ceremonias.
56.
Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son
ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.
57.
Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos
de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.
58.
Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran,
sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la
muerte y el infierno del hombre exterior.
59.
San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba
usando el término en el sentido de su época.
60.
No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas
por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.
61.
Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados,
basta con la sola potestad del Papa.
62.
El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de
la gracia de Dios.
63.
Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros
sean postreros.
64.
En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque
hace que los postreros sean primeros.
65.
Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos
se pescaban a hombres poseedores de bienes.
66.
Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las
riquezas de los hombres.
67.
Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas,
se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.
68.
No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios
y la piedad de la cruz.
69.
Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los
comisarios de las indulgencias apostólicas.
70.
Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos
sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de
lo que el Papa les ha encomendado.
71.
Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y
maldito.
72.
Más quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores
de indulgencias, sea bendito.
73.
Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo,
con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.
74.
Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias,
intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.
75.
Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como
para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya
violado a la madre de Dios.
76.
Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más
leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.
77.
Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias,
constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.
78.
Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone
de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones
de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.
79.
Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta,
equivale a la cruz de Cristo.
80.
Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que
charlas tales se propongan al pueblo.
81.
Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para
personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a
las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.
82.
Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima
caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa
de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy
miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo
completamente insignificante?
83.
Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y
por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en
beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?
84.
Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual
conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía
y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por
gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?
85.
Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso
desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no
obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en
plena vigencia?
86.
Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de
los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su
propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
87.
Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los
que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y
participación plenarias?
88.
Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo
hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces
por día a cualquiera de los creyentes?
89.
Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las
almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya
anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?
90.
Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin
desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla
de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.
91.
Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención
del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no
existirían.
92.
Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: «Paz,
paz»; y no hay paz.
93.
Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: «Cruz, cruz» y no
hay cruz.
94.
Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su
cabeza, a través de penas, muertes e infierno.
95.
Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes
que por la ilusoria seguridad de paz.
Consulte
brevemente acerca de las siguiente iglesia que aparecieron a raíz de la
reforma:
-
Anaptista, Los cristianos acusados de haber bautizado a otra persona
por segunda vez ya eran condenados en el Código de
Justiniano (Título VI) y se estableció la pena de muerte
contra ellos, la cual se aplicó en variadas ocasiones durante la Edad Media y
luego en la época de laReforma
Protestante.
Los
actuales anabaptistas surgieron como vertiente del cristianismo de
la Reforma en
el siglo XVI, en Suiza, Austria, Alemania2 3 y
Holanda.
En
esa época había distintas expresiones del anabaptismo:
·
La revolucionaria, originada
en la predicación y bautismos de adultos realizados por el tejedor Nicolás
Storch y sus compañeros Tomás Dreshel y Marcos Stübner. Tuvo como defensor
absoluto y destacado a Thomas Müntzer,
que participó en la lucha de los campesinos contra los terratenientes feudales.
·
La extremista, que protagonizó
el levantamiento en la ciudad de Münster,
encabezada por Jan Matthys y
Juan de Leiden, y propiciada por la predicación de Melchior Hofman.
·
La unitaria,
representada por la personalidad de Miguel Servet,
por los Hermanos Polacos en Polonia,
y por Ferenc
Dávid y lasiglesias unitarias de Hungría y Transilvania.
·
La pacifista trinitaria,
que surgió primero en 1525 en Zürich, bajo el liderazgo de Conrad Grebel en
oposición a Zwinglio,
y se extendió luego a Austria, Alemania, Holanda y Polonia, donde otros
líderes, como Michael Sattler, Pilgram Marbeck, Baltasar Hubmaier, Hans Denk,
Jacob Hutter, Ulrich Stadler, Dirck Philips y Menno Simons,
lograron consolidar pequeñas iglesias siempre sometidas a intensa persecución,
tanto por católicos, como por protestantes y anglicanos.[cita requerida]
- Pietista, El pietismo fue un movimiento luterano fundado por Philipp Jakob Spener durante el siglo
XVII y que tuvo cabida hasta el siglo
XVIII. Demostró ser muy influyente a través del Protestantismo y el Anabaptismo,
inspirando no solamente al ministro anglicano John
Wesley a
iniciar el Metodismo,
sino también, a Alexander Mack a fundar el movimiento de la Iglesia de los Hermanos.
El
movimiento comenzó en Leipzig,
en casa de Spener en 1689,
con reuniones que se asemejaban más a conferencias y se las llamabaCollegia
pietatis; los laicos se reunían para estudiar las sagradas escrituras.
Tuvo un rápido progreso, de modo que en Alemania tendría arraigo en primera instancia en Berleburg, gracias al conde Casimir von
Wittgenstein. En dicha ciudad se publicaría la Biblia de Berleburg a manos del erudito y lingüista Johann Haug. El movimiento también fue emulado en Berlín, Augsburgo y, especialmente, en Halle,Wurtemberg y en Alsacia.
En el extranjero el movimiento llega a las colonias británicas de Norteamérica
en una fecha tan temprana como 1719, gracias a Alexander Mack, que lleva el
movimiento a Pensilvania.
El
pietismo daba más importancia a la experiencia religiosa personal que al
formalismo y enfatizaba la lectura y estudio de la Biblia. Esto fomentó el
comienzo y la rápida expansión de iniciativas misioneras
-
Metodistas,
El metodismo o movimiento
metodista es el nombre que se
da habitualmente a un numeroso y diverso grupo de Denominaciones cristianas del Protestantismo. Históricamente,
el metodismo se originó en la Gran Bretaña del siglo XVIII y gracias a la vigorosa actividad misionera
que desplegó se extendió rápidamente por los dominios del Imperio Británico, los Estados Unidos de América y más allá. Originalmente convocó especialmente a trabajadores, granjeros pobres
y esclavos. Su teología es
claramente arminiana con un énfasis en el hecho de que la salvación es para todo aquel que la acepte. Su liturgia es muy sencilla y se clasifica, según la tradición anglicana,
como propia de la Iglesia baja. En 2006 se
calculan 75 millones de miembros en todo el mundo.
-
Bautistas
, Las iglesias
bautistas o baptistas son un grupo de iglesias cristianas evangélicas, vinculadas por unas creencias y organización
eclesiástica comunes. En sus comienzos como denominación fueron perseguidos
tanto por católicos como por otras iglesias protestantes.
En
el mundo se calculan actualmente cerca de 100 millones de bautistas, de los
cuales 46 millones hacen parte de iglesias de la Alianza.
En América del Norte se concentran 33 millones.
Los
bautistas enfatizan la necesidad de una fe personal
y genuina en Jesucristo para obtener la salvación, ponen especial énfasis en
el principio de la salvación sólo por Gracia por medio de la fe (aunque
consideran que la creencia auténtica conlleva un compromiso inherente con las
buenas obras, que es una consecuencia y no la causa de la salvación) y en la
Gracia Divina para alcanzar la salvación. Además, hacen hincapié en la entrega
personal del fiel a Cristo y en su aceptación como Señor y Salvador del
creyente.
Con
estos requisitos, se considera necesario para ingresar a la Iglesia (como paso
de obediencia y no como requisito para obtener la salvación) el bautismo del creyente adulto, por inmersión completa en agua.
El bautismo es precedido por una profesión pública de fe en Jesucristo como
Señor y Salvador.
Publicaciones
bautistas estiman que el conjunto de las actuales iglesias bautistas constituye
el grupo cristiano no-católico más numeroso en el mundo. No obstante, cifras
más concretas calculan en más de 37 millones a los miembros de estas iglesias
sólo en los países occidentales, aunque estos datos son difíciles de aventurar
porque solamente en países como China se
estima que hay varios millones de bautistas "ocultos" y no alineados
con la iglesia oficial impuesta por el partido comunista.[cita requerida]
-
Mormones
La Iglesia de Jesucristo de los
Santos del Último Día comenzó su andadura en 1819, cuando José Smith, un joven
de catorce años de Nueva York tuvo la visión de un ángel que le conminó a ser
una persona justa y honrada avisándole que más adelante volvería a verle para
entregarle, si se mostraba digno de ello, unos evangelios de los que nadie
hasta entonces había tenido ninguna noticia.
En 1827, José Smith recibió
unos libros, escritos en páginas de oro, donde se narraba la historia de unos
descendientes de Abraham que, ante la maldad que imperaba en su tierra,
decidieron abandonar Palestina. Obedeciendo las órdenes de Dios, Nefi y su
familia viajó hasta el mar Rojo donde hizo construir un barco que los llevó, a
través de mares y océanos hasta las costas americanas.
Allí vivieron durante siglos y entre ellos también hubo malvados a los que Dios castigó oscureciéndoles la piel. Son los antepasados de los actuales pieles rojas.
Allí vivieron durante siglos y entre ellos también hubo malvados a los que Dios castigó oscureciéndoles la piel. Son los antepasados de los actuales pieles rojas.
Cuando Jesús resucitó de su
muerte en la cruz, se trasladó a América y allí permaneció durante cuarenta
días predicándoles hasta que los dejó para aparecerse a los apóstoles en
Palestina antes de ascender a los cielos.
Los pecados de los nefitas, sin embargo, fueron muy grandes y no se libraron del exterminio a manos de los lamanitas (los pieles rojas) varios siglos más tarde.
Los pecados de los nefitas, sin embargo, fueron muy grandes y no se libraron del exterminio a manos de los lamanitas (los pieles rojas) varios siglos más tarde.
José Smith tradujo aquellos
libros al inglés antes de devolver los originales al angel Moroni y en 1830 los
publicó y comenzó a predicar una nueva doctrina.
La iglesia por él fundada se encontró con la oposición radical de sus contemporáneos, fueron perseguidos, vilipendiados e incluso encarcelados. José Smith murió en un linchamiento popular y sus fieles, al mando de Brigham Young, abandonaron las ciudades del este para dirigirse al oeste.
La iglesia por él fundada se encontró con la oposición radical de sus contemporáneos, fueron perseguidos, vilipendiados e incluso encarcelados. José Smith murió en un linchamiento popular y sus fieles, al mando de Brigham Young, abandonaron las ciudades del este para dirigirse al oeste.
En una de las mayores caravanas
que jamás en la historia se han realizado, miles de mormones, ocupando
centenares de carromatos atravesaron desiertos, praderas y cordilleras hasta
llegar a asentarse en Utah, donde fundaron la ciudad de Salt Lake. Allí
permanecieron a salvo de sus enemigos religiosos y desde allí, años más tarde,
enviaron sus predicadores a todas las naciones del mundo.
- Testigos de Jehová
La Congregación Cristiana de los
Testigos de Jehová (más
conocida por el nombre de sus integrantes: Testigos
de Jehová) es una confesión religiosa con sede central en Brooklyn, Nueva
York (Estados
Unidos) impulsada por Charles Taze Russell (en compañía de algunas personas adicionales) en sus
orígenes durante el siglo XIX.1 Afirma ser una restauración del cristianismo primitivo basada en la interpretación inspirada de la Biblia.2 1 Sus publicaciones más conocidas son las revistas La Atalaya(publicada
ininterrumpidamente desde 1879,3 actualmente en 195 idiomas) y ¡Despertad! (publicada en más de 84 idiomas),4públicamente
distribuidas y financiadas mediante donativos.5
Según
el "Anuario de los
testigos de Jehová 2013", que registra la actividad para el año de
servicio 2012 (septiembre 2011 a agosto 2012),6 estas publicaciones se distribuyen en 239 países y
entidades territoriales. El máximo de publicadores (testigos de Jehová activos)
en 2012 fue de 7.782.346, aumentando un 1.9 por ciento con respecto al año
2011.7
Son
principalmente conocidos por su obra de predicación mundial, la cual realizan
de casa en casa.8 Debido a su estricta neutralidad en asuntos políticos
y militares, sus actividades han sido prohibidas en algunos países.9
- Pentecostales
El pentecostalismo, es el nombre
con que se le conoce al conjunto de iglesias y organizaciones religiosas que
recalcan la doctrina del bautismo en el Espíritu Santo sobre los cristianos.1 El Movimiento
Pentecostal, como también se le conoce, carece de un dirigente mundial
debido a las diferentes creencias y opiniones sobre doctrinas, prácticas y liturgia
que hay entre las organizaciones religiosas.2 Los pentecostales de hoy afirman que la práctica de hablar
lenguas desconocidas
en sus momentos de éxtasis espiritual se produce por voluntad del Espíritu
Santo3 y que las personas que viven dicha experiencia pueden
expresarse en lenguas angélicas o humanas que no les son propias y pueden o no
ser entendidos por aquellos que lo escuchan.4 Se trata de un caso deglosolalia (del griego γλώσσα (glossa),
lengua, y λαλώ (lalô), hablar).5
Los
términos "pentecostalismo" y "pentecostal" se
derivan de pentecostés,
una celebración judía también llamada la Fiesta
de la Primicias y
que en griego es pentēkostēs.
Para los cristianos, este acontecimiento conmemora el descenso del Espíritu
Santosobre los discípulos de Jesucristo, como se describe en el
capítulo dos del libro de Hechos de los Apóstoles.6
En
la actualidad el pentecostalismo tiene cinco corrientes importantes: el pentecostalismo histórico,
el pentecostalismo clásico,
elpentecostalismo unicitario,
el neopentecostalismo y la Renovación Carismática.
Una
iglesia pentecostal puede trabajar de forma independiente o estar afiliada a
una organización religiosa, ministerio o apostolado de mayor cobertura. Los
ritos, prácticas y costumbres dependen de la corriente con la cuál se
identifique. Las iglesias católicas que tienen el impacto de la Renovación Carismática Católica,
no se consideran así mismas como pentecostales, ya que la renovación no provocó
una división de católicos, sino únicamente una transformación de la forma del
culto católico