lunes, 11 de marzo de 2013

religión siglo XVI


Elabore un mapa conceptual  sobre la reforma, causas y consecuencias   

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Establezca las diferencias y similitudes entre iglesia católica y la protestante

Diferencias:
- Los Católicos somos la iglesia que fundó Jesucristo, los protestantes pertenecen a iglesias fundadas por hombres.
- Los católicos somos guiados por el Vicario de Cristo y los protestantes por líderes reconocidos por su comunidad.
- La base de la Iglesia Católica es Jesucristo, su Evangelio y la Tradición Apostólico, la base de las iglesias protestantes son interpretaciones libres y casi siempre malinterpretaciones de la Biblia.
- La Biblia es un legado cultural de la Iglesia Católica al mundo, en cambio para los protestantes la Biblia es un objeto de idolatría y fanatismo.

Similitudes:
- La Iglesia Católica y las Iglesias Protestantes son reconocidas y clasificadas dentro del cristianismo.
- Las iglesias protestantes critican a la Iglesia Católica, pero tienden siempre a imitarla.
- La Iglesia Católica y las Iglesias Protestantes realizan muchas actividades sociales y en beneficio de la gente necesitada en secreto y públicamente.
- La Iglesia Católica y las Iglesias Protestantes atienden las necesidades emocionales y espirituales de la mayor parte de sus respectivos seguidores.
Ubique en el mapa las regiones o países que hacen parte de la igual protestante y de la católica
Protestante

Católico


Consulte las propuestas de Martin Lutero, Juan Calvino ,Ulrico Zwinglio con respecto a la región
Martin Lutero En 1517, Martín Lutero puso un documento en la puerta de la iglesia del castillo de Witterberg el día antes de "Todos los Santos", para que fueran leídas por todos los que llegaban a la iglesia, esto fue el comienzo de un proceso cuyas consecuencias serían de extrema importancia en la historia de la Iglesia cristiana. El documento contaba con 95 tesis en las cuales Lutero explicaba sus ideas y las reformas que proponía. Como consecuencia, en 1518, Lutero fue llamado a dar cuentas a Roma, pero gracias a la protección de Federico de Sajonia, que encontraba en él una forma de sublevarse contra Carlos V, arregló los asuntos para que en vez de ir a Roma el encuentro con Lutero se realizara en Augsburgo. Pero el paso más importante se dio la Iglesia católica en contra de Lutero fue en 1519, cuando lo condenaron por hereje, por contradecir la autoridad del Papa y la fiabilidad de los Concilios. Martín Lutero también se enfrentó al imperio dominado por Carlos I, que deseaba hacerlo prisionero. Pero cuando volvía a Wittenberg, fue secuestrado por Federico el sabio para salvar su vida. En el aislamiento del castillo de Wartburg, Lutero realizó su obra maestra, la traducción de la Biblia al alemán. 

Volviendo a las 95 tesis de Lutero, ellas fueron impresas, y pronto circularon por todo el país. En estas tesis sostuvo que el Papa no puede absolver sino de los castigos que el mismo hubiera impuesto, y que estos no se extienden más allá de la muerte; que la absolución se debe a todos los penitentes y que ésta no es indispensable. Más valen las obras de piedad y de misericordia. Pregunta porqué el Papa no libra a todas las almas de una vez del purgatorio, si es que de veras tiene este poder, movido de compasión por sus sufrimientos, en lugar de sacarlas poco a poco por dinero. Estas tesis luego precipitaban una gran discusión que aumentó en intensidad durante unos tres años. En este tiempo Lutero se alejaba paulatinamente del dogma católico-romano mientras su comprensión de las grandes verdades evangélicas se aclaraba cada vez más. Vino a reconocer como verdaderos cristianos a algunos como Wycliffe y Huss que la Iglesia había condenado por herejes y aún llegó al extremo de criticar severamente unas resoluciones de papas y concilios alegando que estos como humanos podían errar. Llegó a basarse en las Sagradas Escrituras y en la razón convincente como las únicas autoridades reconocidas por él.
El Papa después de tres años de discusión, vio que no era posible convencer a Lutero y pensó hacerle callar por la fuerza una vez que no había logrado hacerlo por sus argumentos. En 1520 lanzó al mundo la bula de excomunión condenando 41 de las tesis de Lutero y ordenando a todos los magistrados que si no se retractaba dentro de sesenta días, que le prendieran y le entregaran a Roma.
Durante los tres años de discusión grandes masas del pueblo y muchos de los príncipes alemanes habían reconocido en Lutero a aquel que podía salvarles del yugo y de la corrupción de Roma. As¡ no tenía él porque temer. Publicó un folleto contestando lo que él llamaba «la bula del anticristo» y el 10 de Diciembre de 1520, en la plaza principal de Wittenberg, ante una asamblea compuesta de profesores de la universidad, estudiantes y otras muchas personas, quemó la bula con el libro de la ley canóniga y otros libros romanistas. Por este tiempo después de muchas negociaciones diplomáticas, fue aceptado como emperador de Alemania, el rey español, con el título de Carlos V. Era éste un joven monarca enérgico y desapasionado y algunas veces en esta época bastante transigente en cosas religiosas. Al subir al trono imperial vio con alarma que una gran parte de sus súbditos habían aceptado la doctrina de Lutero y que el Imperio estaba en graves dificultades con el Papa como consecuencia. En la esperanza de arreglar algo, intimó a Lutero a que compareciese ante la dieta de Worms, bajo su protección. Este obedeció y durante su viaje que hizo en un carro abierto de campesinos, fue predicando en todos los pueblos que halló a su paso, siendo recibido por grandes muchedumbres que se llenaron de entusiasmo por su causa. La víspera de su llegada a Worms un canciller del príncipe Federico, su amigo, le recordó el fin trágico de Juan Huss quien también había confiado en la palabra de honor de un emperador y sin embargo había sido quemado vivo. A esto contestó Lutero "Huss ha sido quemado pero no la verdad con él. Iré aunque se dirigiesen contra mí tantos demonios como tejas hay en los tejados". 
Al llegar a Worms se presentó ante la dieta, compuesta por el mismo emperador y sus ministros, altos prelados, sacerdotes, nobles y príncipes del imperio y doctores de las universidades. Le mostraron sus libros y le preguntaron si los reconocía como de su propiedad. A esta pregunta les contestó que sí. En seguida le leyeron algunos pasajes de estos mismos libros y le preguntaron si se retractaba de lo escrito. Salió en seguida de la asamblea sin que fuese molestado y luego emprendió camino para Wittenberg bajo el mismo salvoconducto del emperador, mientras que este en consejo de ministros acordó ponerle bajo el bando del imperio. Mientras Lutero seguía su camino para Wittenberg se encontró con un escuadrón de caballeros que le apresaron y le llevaron a Wartburgo, castillo inexpugnable de la Turingia. Estos fueron de sus mismos partidarios que se valieron de este acto para ponerlo en seguridad. Allí pasó un año, tiempo que empleó en hacer una traducción del Nuevo Testamento al alemán.
Aún estando en Wartburgo, Lutero tuvo noticias de unos desórdenes promovidos por sus mismos partidarios, quienes en su celo por la Reforma habían empezado a romper imágenes y destruir altares. Al saber esto decidió salir del Wartburgo para ir a corregir estos desmanes y predicar una reforma más transigente. Manifestó su decisión a su ilustre huésped y este le hizo ver lo arriesgado de su empresa, pues estando bajo el bando del imperio era un deber de cada fiel súbdito del emperador matarlo. Lutero contestó que si cayera sería con Cristo y que él preferiría caer con Cristo que estar en pié con César. La salida no le fue impedida y con pocas predicaciones logró calmar los ánimos de los iconoclastas. El tiempo que siguió, lo empleó en escribir tratados en defensa de la fe evangélica. En menos de un año había escrito 183 folletos y obras religiosas.
 Juan Calvino
El calvinismo se puede describir como un complejo de reflexiones teológicas sistemáticas sobre la palabra de Dios (Sagrada Escritura) según fueron interpretadas y propuestas por Juan Calvino. Habría que estudiar todas las obras teológicas de Calvino para captar las precisiones y los matices de su pensamiento; sin embargo, la fuente clásica en la que se encuentra expuesta su teología es el texto Institución de la religión cristiana, obra constantemente revisada por Calvino entre la primera edición, de 1536, y la edición final, de 1551.
Juan Calvino nació en Noyon, Francia, el 10 de julio de 1509. Su padre, Gerar Cauvin, era notario, y fue procurador del cabildo de la catedral de Noyon. De su madre, Jeanne Le Franc, se sabe muy poco; murió cuando Juan contaba unos tres años. El padre de Calvino deseaba que su hijo recibiese una educación universitaria; por eso Juan, a la edad de catorce años, fue inscrito en la universidad de París, en el Collége de la Marche. Aquí fue dirigido por Mathurin Cordier, un sacerdote conocido por su interés por el latín y por las investigaciones humanistas. Muy pronto el joven Calvino se trasladó al Collége de Montaigu para iniciar los estudios teológicos, que siguió bajo la dirección de un cierto John Major, conocido como abogado de formación nominalista. En este período recibió el influjo del pensamiento reformista de su primo Pierre-Robert Olivetan. En este mismo colegio comenzó a estudiar las obras de san Agustín y de otros antiguos padres de la Iglesia.
En 1528 recibió el grado de magister artium, orientándole su padre hacia el estudio del derecho en la universidad de Orléans. En esta ciudad entró en contacto con el profesor luterano Melchor Wolmar, con el cual mantuvo una amistad duradera. Después de la muerte de su padre en 1531, Calvino volvió a París; aquí continuó los estudios de griego, latín y hebreo. Hacia finales de 1533 o comienzos de 1534 experimentó lo que él mismo llamó una repentina conversión, que le llevó a alejarse de la Iglesia católica. Lamentablemente para la posteridad, Calvino no ha dejado ninguna descripción detallada de los factores internos y externos que le llevaron a abrazar los principios fundamentales de la teología evangélica. Con mucha probabilidad, su familiaridad con la doctrina de Lutero, los crueles tratos impuestos (cárcel o muerte) a contemporáneos que aspiraban a la reforma de la Iglesia católica, las prácticas supersticiosas que abundaban en la Iglesia y la vida mundana del papa y los obispos le impulsó todo ello a buscar en otra parte una expresión más pura del evangelio.
ENSEÑANZA CALVINISTA. Doctrina sobre Dios. En el libro I, capítulo 13, de su Institución, expone Calvinola doctrina tradicional sobre Dios uno y trino, explicando de modo ortodoxo la distinción de las personas divinas en la Trinidad. El Dios bíblico es eterno, misericordioso y justo, omnipotente, etc.; pero el atributo divino en el que insiste de modo particular es la voluntad de Dios. Ésta es absolutamente soberana y funda todo lo que existe: "Porque su voluntad es y debería ser justamente la causa de todo cuanto existe... Por ello, cuando nos preguntan por qué Dios ha obrado así, debíamos responder: porque así lo ha querido"(Inst. 3.23.2).
Aunque la creación y la Sagrada Escritura afirman que Dios es el creador, sin embargo sólo la Sagrada Escritura atestigua con certeza que es redentor (cf Inst. 1.10.1; 2.9.1). Aunque Dioses indudablemente trascendente y excelso (un Dios oculto), es también el que se revela al elegido como misericordioso y lo reviste con la justicia y los dones salvíficos de Cristo (cf Inst.1.17.2; 3.24.5).
Cristología. Calvino enseña que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, encarnado con el único fin de llevar a cabo nuestra redención. De modo particular acentúa la función de Cristo como mediador. Con ello enseña que Cristo, en cuanto mediador, debe ser perfecto Dios y perfecto hombre: "En resumen, puesto que si hubiese sido sólo divino no hubiera podido padecer la muerte, y si hubiese sido sólo hombre no hubiera podido vencerla, unió la naturaleza humana con la divina, de modo que para expiar el pecado pudiese someter la debilidad de la una a la muerte, y luchando contra la muerte con el poder de la otra consiguiese la victoria para nosotros" (lnst. 2.12.3). La reconciliación del hombre con Dios se verifica a través de la muerte y la resurrección de Cristo: "En su muerte tenemos el cumplimiento perfecto de la salvación, porque a través de ella somos reconciliados con Dios, se satisface a su justo juicio, se suprime la maldición y la pena queda completamente expiada. Sin embargo, se dice de nosotros que "hemos sido regenerados... para una viva esperanza" no mediante su muerte, sino "mediante su resurrección" (I Pe 1,3). En efecto, así como él al resucitar salió victorioso de la muerte, así la victoria de nuestra fe sobre la muerte está sólo en su resurrección" (Inst. 2.16.13).
Pneumatología. Calvino cita muchos pasajes del NT que afirman la divinidad del Espíritu Santo. Defiende también la divinidad del Espíritu basándose en su función en la creación: "El Espíritu, en efecto, que está difundido por todas partes, sostiene todas las cosas, las hace crecer y las vivifica en el cielo y en la tierra. A1 no estar circunscrito por límite alguno, no entra en la categoría de las criaturas; en cambio, transfundiendo su energía a todas las cosas y haciéndolas partícipes del ser, la vida y el movimiento, demuestra claramente su naturaleza divina" (Inst. 1.13.14).
El Espíritu Santo, además de la acción que ejerce en la creación y en la providencia, garantiza también la inspiración de la palabra de Dios, la hace fructificar en el corazón del creyente y produce para él los beneficios de la acción salvífica de Cristo.
Sagrada Escritura. Según Calvino, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están inspirados por el Espíritu Santo y tienen a la persona de Cristo como centro focal: "Las Escrituras deberían leerse con la idea de descubrir a Cristo en ellas" (Comentario a san Juan 5.38.39). En cuanto palabra de Dios, pues, las Escrituras le comunican al creyente el mismo Jesús y su don de salvación. De éste nos adueñamos a través del don de la fe conferido por el Espíritu Santo, don que abre el corazón del creyente a la verdad salvífica de la Escritura: "Porque, del mismo modo que Dios da idóneo testimonio de sí mismo con su Palabra, así tampoco la Palabra puede ser acogida en el corazón del hombre sin el sello del testimonio interior del Espíritu" (Inst. 1.7,4.).Para Calvino, la palabra de Dios, la fe del creyente y la acción del Espíritu Santo hay que mantenerlas indisolublemente unidas.
Iglesia y sacramentos. Para Calvino, la verdadera Iglesia universal está constituida por todos los creyentes de todo tiempo y lugar, y esta Iglesia es invisible. Sus miembros son los elegidos, que solamente Dios conoce. Esta Iglesia única tiene también un aspecto visible y "designa a la multitud de los hombres esparcidos por toda la tierra que profesan la adoración del Dios único y el único Cristo" (Inst. 4.1.7.). En esta comunidad hay santos y pecadores. En armonía con Lutero, Calvino afirma que esta Iglesia de Dios puede ser reconocida o se hace presente: 1) allí donde la palabra de Dios es predicada y escuchada con pureza, y 2) allí donde se administran los sacramentos según la institución de Cristo (cf Inst. 4.1.9).
Los sacramentos a los que se refiere Calvino son el bautismo y la eucaristía, instituidos por Cristo según lo afirma el NT. Ellos son instrumentos del Espíritu Santo y sirven para hacer más actual y visible la auténtica palabra de Dios: "Por lo cual hay que retener como principio seguro que los sacramentos tienen la misma función que la palabra de Dios: ofrecernos y expresarnos a Cristo, y en él los tesoros de la gracia celeste. Pero no aportan ninguna ayuda y provecho si no se los recibe con fe" (Inst. 4.14.17). Por tanto, a través del bautismo la persona de fe tiene la certeza de que sus pecados son perdonados, en el sentido de que su condición de pecado no le será imputada; además recibe la confirmación de que vive como renacido en Cristo (cf Inst. 4.15.6). En la cena del Señor, Cristo se comunica al creyente en los signos del pan y del vino, que, aunque permanecen lo que son, producen eficazmente en el que los recibe dignamente "... redención, justicia, santificación y. vida eterna, junto con todos los demás beneficios que nos da Cristo" (Inst. 4.17.11).
Doctrina sobre el hombre. Antes de recibir el don de la fe, la persona humana pertenece a la massa damnata y, bajo el peso del pecado original, se encuentra delante de Dios condenada y juzgada (cf Inst. 2.1.8). El pecado original corrompe todas las partes del hombre y produce ulteriores frutos de pecado que Calvino, siguiendo a san Pablo, llama "obras de la carne" (Gál 5,19). En esta condición el hombre es incapaz de emprender ninguna iniciativa apta para restablecerlo en la amistad con Dios. Aunque la persona todavía no regenerada se encuentra infinitamente distante de Dios, Calvino admite que, por medio del uso de razón, puede ejercer un cierto poder sobre las "cosas terrenas", y por tanto contribuir a su buen gobierno, al progreso de las ciencias y de las artes liberales (cf Inst. 2.2.13).
La fe en Cristo. El hombre es liberado de su condición de pecado mediante el don de la fe. Sólo la fe justifica y tiene como objeto propio el abrazo de Cristo "encerrado en sus promesas" (Inst. 2.9.3). Así lo explica Calvino: "Decimos que la fe justifica, no porque nos obtenga por su mérito la justicia, sino porque es un instrumento con el que conseguimos gratuitamente la justicia de Cristo" (Inst. 3.18.8). Esta fe justificante no hace que el hombre esté sin pecado, pero establece una nueva relación entre Dios y el creyente. En esta nueva relación con Dios, en cuanto juez, no le imputa al hombre su pecado, sino que más bien le atribuye o pone en su cuenta la justicia de Cristo.
A la justificación acompaña la santificación, de la que Calvino habla muy claramente en los términos siguientes: "¿Porqué, pues, somos, justificados por la fe? Porque a través de la fe nos apropiamos la justicia de Cristo, por la cual solamente somos reconciliados con Dios. Mas no podríamos hacer nuestra la justicia sin apropiarnos también la santificación. Pues él nos es dado como `sabiduría, justicia, santificación y redención' (1Cor 1,30). Por lo cual Cristo no justifica a nadie sin santificarlo al mismo tiempo" (Inst. 3.16.1). Esta santificación hay que expresarla tanto en la vida personal del creyente como en la sociedad más amplia, de modo que la vida toda del hombre se convierta en un incesante himno a la gloria de Dios.
Predestinación. Puesto que la voluntad de Dios es causa de todas las cosas, es también causa de salvación y de reprobación. "Llamamos predestinación al eterno decreto de Dios por el cual ha convenido consigo mismo lo que cada hombre debía llegar a ser. Pues no todos son creados en iguales condiciones; mientras que para algunos ha sido preordenada la vida eterna, para otros ha sido preordenada la condenación eterna" (Inst. 3.21.5). Con su doctrina de la doble predestinación intenta Calvino salvar la soberanía de Dios y la total incapacidad del hombre para procurarse su propia salvación. Ésta se apoya solamente en la decisión (voluntad) de Dios, y no se sigue ni de las buenas obras ni del llamado. Mérito adquirido mediante las buenas obras. En elfondo, la predestinación es un misterio. Con la fe, dice Calvino, debemos considerar el decreto de reprobación como justo y como manifestación de su gloria (cf Inst. 3.21.7).
Las posiciones doctrinales de Calvino, indicadas antes a grandes rasgos, estaban destinadas a experimentar modificaciones y variaciones al encontrarse ante sucesivos factores de orden intelectual, cultural e histórico. Esta o aquella enseñanza del maestro ginebrino -bien la inspiración de la Biblia o la predestinación, etc.- sería modificada ante el impacto de movimientos tales como la ortodoxia protestante, el pietismo, el racionalismo ilustrado, la aparición de la teología del protestantismo liberal, etcétera. En los últimos decenios, el influjo de K. Barth y el diálogo ecuménico han conseguido reavivar el interés por las posiciones teológicas de Calvino en orden a la soberanía y a la gloria de Dios, así como a la índole central de la teología y de la vida cristiana.

En que consistían las 95 tesis de Marín Lutero
Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
     1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: «Haced penitencia...», ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.
     2. Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.
     3. Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.
     4. En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.
     5. El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.
     6. El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.
     7. De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.
     8. Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.
      9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.
     10. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.
     11. Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.
     12. Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.
     13. Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.
     14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.
     15. Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.
     16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y la seguridad de la salvación.
     17. Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.
     18. Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.
     19. Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.
     20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.
     21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.
     22. De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
     23. Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.
     24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
     25. El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.
     26. Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.
     27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
     28. Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
     29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.
     30. Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.
     31. Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.
     32. Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.
     33. Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable reconciliado con Dios.
     34. Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.
     35. Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.
     36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.
     37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.
     38. No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.
     39. Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.
     40. La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.
     41. Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.
     42. Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.
     43. Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.
     44. Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.
     45. Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.
     46. Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.
     47. Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.
     48. Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.
     49. Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.
     50. Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.
     51. Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.
     52. Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.
     53. Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.
     54. Oféndase a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.
     55. Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante) deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.
     56. Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.
     57. Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.
     58. Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.
     59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.
     60. No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.
     61. Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.
     62. El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.
     63. Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.
     64. En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.
     65. Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.
     66. Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.
     67. Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.
     68. No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.
     69. Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.
     70. Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.
     71. Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.
     72. Más quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.
     73. Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.
     74. Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.
     75. Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.
     76. Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.
     77. Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.
     78. Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.
     79. Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.
     80. Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.
     81. Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.
     82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
     83. Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?
     84. Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?
     85. Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?
     86. Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
     87. Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?
     88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?
     89. Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?
     90. Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.
     91. Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.
     92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: «Paz, paz»; y no hay paz.
     93. Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: «Cruz, cruz» y no hay cruz.
     94. Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.
     95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.

Consulte brevemente acerca de las siguiente iglesia que aparecieron a raíz de la reforma:
-       Anaptista, Los cristianos acusados de haber bautizado a otra persona por segunda vez ya eran condenados en el Código de Justiniano (Título VI) y se estableció la pena de muerte contra ellos, la cual se aplicó en variadas ocasiones durante la Edad Media y luego en la época de laReforma Protestante.
Los actuales anabaptistas surgieron como vertiente del cristianismo de la Reforma en el siglo XVI, en SuizaAustriaAlemania2 3 y Holanda.
En esa época había distintas expresiones del anabaptismo:
·         La revolucionaria, originada en la predicación y bautismos de adultos realizados por el tejedor Nicolás Storch y sus compañeros Tomás Dreshel y Marcos Stübner. Tuvo como defensor absoluto y destacado a Thomas Müntzer, que participó en la lucha de los campesinos contra los terratenientes feudales.
·         La extremista, que protagonizó el levantamiento en la ciudad de Münster, encabezada por Jan Matthys y Juan de Leiden, y propiciada por la predicación de Melchior Hofman.
·         La unitaria, representada por la personalidad de Miguel Servet, por los Hermanos Polacos en Polonia, y por Ferenc Dávid y lasiglesias unitarias de Hungría y Transilvania.
·         La pacifista trinitaria, que surgió primero en 1525 en Zürich, bajo el liderazgo de Conrad Grebel en oposición a Zwinglio, y se extendió luego a Austria, Alemania, Holanda y Polonia, donde otros líderes, como Michael Sattler, Pilgram Marbeck, Baltasar Hubmaier, Hans Denk, Jacob Hutter, Ulrich Stadler, Dirck Philips y Menno Simons, lograron consolidar pequeñas iglesias siempre sometidas a intensa persecución, tanto por católicos, como por protestantes y anglicanos.[cita requerida]


-       Pietista, El pietismo fue un movimiento luterano fundado por Philipp Jakob Spener durante el siglo XVII y que tuvo cabida hasta el siglo XVIII. Demostró ser muy influyente a través del Protestantismo y el Anabaptismo, inspirando no solamente al ministro anglicano John Wesley a iniciar el Metodismo, sino también, a Alexander Mack a fundar el movimiento de la Iglesia de los Hermanos.
El movimiento comenzó en Leipzig, en casa de Spener en 1689, con reuniones que se asemejaban más a conferencias y se las llamabaCollegia pietatis; los laicos se reunían para estudiar las sagradas escrituras. Tuvo un rápido progreso, de modo que en Alemania tendría arraigo en primera instancia en Berleburg, gracias al conde Casimir von Wittgenstein. En dicha ciudad se publicaría la Biblia de Berleburg a manos del erudito y lingüista Johann Haug. El movimiento también fue emulado en Berlín, Augsburgo y, especialmente, en Halle,Wurtemberg y en Alsacia. En el extranjero el movimiento llega a las colonias británicas de Norteamérica en una fecha tan temprana como 1719, gracias a Alexander Mack, que lleva el movimiento a Pensilvania.
El pietismo daba más importancia a la experiencia religiosa personal que al formalismo y enfatizaba la lectura y estudio de la Biblia. Esto fomentó el comienzo y la rápida expansión de iniciativas misioneras
-       Metodistas,
El metodismo o movimiento metodista es el nombre que se da habitualmente a un numeroso y diverso grupo de Denominaciones cristianas del Protestantismo. Históricamente, el metodismo se originó en la Gran Bretaña del siglo XVIII y gracias a la vigorosa actividad misionera que desplegó se extendió rápidamente por los dominios del Imperio Británico, los Estados Unidos de América y más allá. Originalmente convocó especialmente a trabajadores, granjeros pobres y esclavos. Su teología es claramente arminiana con un énfasis en el hecho de que la salvación es para todo aquel que la acepte. Su liturgia es muy sencilla y se clasifica, según la tradición anglicana, como propia de la Iglesia baja. En 2006 se calculan 75 millones de miembros en todo el mundo.
-       Bautistas
, Las iglesias bautistas o baptistas son un grupo de iglesias cristianas evangélicas, vinculadas por unas creencias y organización eclesiástica comunes. En sus comienzos como denominación fueron perseguidos tanto por católicos como por otras iglesias protestantes.
En el mundo se calculan actualmente cerca de 100 millones de bautistas, de los cuales 46 millones hacen parte de iglesias de la Alianza. En América del Norte se concentran 33 millones.
Los bautistas enfatizan la necesidad de una fe personal y genuina en Jesucristo para obtener la salvación, ponen especial énfasis en el principio de la salvación sólo por Gracia por medio de la fe (aunque consideran que la creencia auténtica conlleva un compromiso inherente con las buenas obras, que es una consecuencia y no la causa de la salvación) y en la Gracia Divina para alcanzar la salvación. Además, hacen hincapié en la entrega personal del fiel a Cristo y en su aceptación como Señor y Salvador del creyente.
Con estos requisitos, se considera necesario para ingresar a la Iglesia (como paso de obediencia y no como requisito para obtener la salvación) el bautismo del creyente adulto, por inmersión completa en agua. El bautismo es precedido por una profesión pública de fe en Jesucristo como Señor y Salvador.
Publicaciones bautistas estiman que el conjunto de las actuales iglesias bautistas constituye el grupo cristiano no-católico más numeroso en el mundo. No obstante, cifras más concretas calculan en más de 37 millones a los miembros de estas iglesias sólo en los países occidentales, aunque estos datos son difíciles de aventurar porque solamente en países como China se estima que hay varios millones de bautistas "ocultos" y no alineados con la iglesia oficial impuesta por el partido comunista.[cita requerida]

-       Mormones
La Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día comenzó su andadura en 1819, cuando José Smith, un joven de catorce años de Nueva York tuvo la visión de un ángel que le conminó a ser una persona justa y honrada avisándole que más adelante volvería a verle para entregarle, si se mostraba digno de ello, unos evangelios de los que nadie hasta entonces había tenido ninguna noticia.
En 1827, José Smith recibió unos libros, escritos en páginas de oro, donde se narraba la historia de unos descendientes de Abraham que, ante la maldad que imperaba en su tierra, decidieron abandonar Palestina. Obedeciendo las órdenes de Dios, Nefi y su familia viajó hasta el mar Rojo donde hizo construir un barco que los llevó, a través de mares y océanos hasta las costas americanas.
Allí vivieron durante siglos y entre ellos también hubo malvados a los que Dios castigó oscureciéndoles la piel. Son los antepasados de los actuales pieles rojas.
Cuando Jesús resucitó de su muerte en la cruz, se trasladó a América y allí permaneció durante cuarenta días predicándoles hasta que los dejó para aparecerse a los apóstoles en Palestina antes de ascender a los cielos.
Los pecados de los nefitas, sin embargo, fueron muy grandes y no se libraron del exterminio a manos de los lamanitas (los pieles rojas) varios siglos más tarde.
José Smith tradujo aquellos libros al inglés antes de devolver los originales al angel Moroni y en 1830 los publicó y comenzó a predicar una nueva doctrina.
La iglesia por él fundada se encontró con la oposición radical de sus contemporáneos, fueron perseguidos, vilipendiados e incluso encarcelados. José Smith murió en un linchamiento popular y sus fieles, al mando de Brigham Young, abandonaron las ciudades del este para dirigirse al oeste.
En una de las mayores caravanas que jamás en la historia se han realizado, miles de mormones, ocupando centenares de carromatos atravesaron desiertos, praderas y cordilleras hasta llegar a asentarse en Utah, donde fundaron la ciudad de Salt Lake. Allí permanecieron a salvo de sus enemigos religiosos y desde allí, años más tarde, enviaron sus predicadores a todas las naciones del mundo.

-       Testigos de Jehová
La Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová (más conocida por el nombre de sus integrantes: Testigos de Jehová) es una confesión religiosa con sede central en Brooklyn, Nueva York (Estados Unidos) impulsada por Charles Taze Russell (en compañía de algunas personas adicionales) en sus orígenes durante el siglo XIX.1 Afirma ser una restauración del cristianismo primitivo basada en la interpretación inspirada de la Biblia.2 1 Sus publicaciones más conocidas son las revistas La Atalaya(publicada ininterrumpidamente desde 1879,3 actualmente en 195 idiomas) y ¡Despertad! (publicada en más de 84 idiomas),4públicamente distribuidas y financiadas mediante donativos.5
Según el "Anuario de los testigos de Jehová 2013", que registra la actividad para el año de servicio 2012 (septiembre 2011 a agosto 2012),6 estas publicaciones se distribuyen en 239 países y entidades territoriales. El máximo de publicadores (testigos de Jehová activos) en 2012 fue de 7.782.346, aumentando un 1.9 por ciento con respecto al año 2011.7
Son principalmente conocidos por su obra de predicación mundial, la cual realizan de casa en casa.8 Debido a su estricta neutralidad en asuntos políticos y militares, sus actividades han sido prohibidas en algunos países.9

-       Pentecostales
El pentecostalismo, es el nombre con que se le conoce al conjunto de iglesias y organizaciones religiosas que recalcan la doctrina del bautismo en el Espíritu Santo sobre los cristianos.1 El Movimiento Pentecostal, como también se le conoce, carece de un dirigente mundial debido a las diferentes creencias y opiniones sobre doctrinas, prácticas y liturgia que hay entre las organizaciones religiosas.2 Los pentecostales de hoy afirman que la práctica de hablar lenguas desconocidas en sus momentos de éxtasis espiritual se produce por voluntad del Espíritu Santo3 y que las personas que viven dicha experiencia pueden expresarse en lenguas angélicas o humanas que no les son propias y pueden o no ser entendidos por aquellos que lo escuchan.4 Se trata de un caso deglosolalia (del griego γλώσσα (glossa), lengua, y λαλώ (lalô), hablar).5
Los términos "pentecostalismo" y "pentecostal" se derivan de pentecostés, una celebración judía también llamada la Fiesta de la Primicias y que en griego es pentēkostēs. Para los cristianos, este acontecimiento conmemora el descenso del Espíritu Santosobre los discípulos de Jesucristo, como se describe en el capítulo dos del libro de Hechos de los Apóstoles.6
En la actualidad el pentecostalismo tiene cinco corrientes importantes: el pentecostalismo histórico, el pentecostalismo clásico, elpentecostalismo unicitario, el neopentecostalismo y la Renovación Carismática.
Una iglesia pentecostal puede trabajar de forma independiente o estar afiliada a una organización religiosa, ministerio o apostolado de mayor cobertura. Los ritos, prácticas y costumbres dependen de la corriente con la cuál se identifique. Las iglesias católicas que tienen el impacto de la Renovación Carismática Católica, no se consideran así mismas como pentecostales, ya que la renovación no provocó una división de católicos, sino únicamente una transformación de la forma del culto católico


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